«Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos…» (Gálatas 6:10)
Es sólo cuando morimos a nosotros mismos que Cristo nos puede coronar con la gloria de la utilidad. Esta gloria de servicio fue el secreto de la influencia de Cristo sobre los corazones de los hombres. Y nosotros, los que somos llamados a esta gloria ejerceremos una influencia verdadera y útil, sólo si servimos. Para ello, todos los deberes comunes de la vida nos darán una ocasión. Si hemos de responder a este llamado a la gloria de Cristo, aceptemos las oportunidades de servicio que vienen a nosotros en nuestra rutina diaria como oportunidades para ser apreciadas, y no como una carga para ser evadida.
La verdadera gloria de la vida no es ganar, sino dar; no buscar el homenaje de los demás, sino ofrecerles un servicio que nos cueste algo, sacrificando nuestra propia ambición y la comodidad de nuestra propia vida. La vida de servicio de Jesús comenzó en una fiesta, en Caná de Galilea, y terminó en una fiesta, la última cena. Allí tomó una toalla y se la ciñó y realizó la tarea de un esclavo. Nunca se excusó cuando alguien lo necesitaba. Nunca dijo que estaba demasiado cansado para ayudar. Literalmente derramó su vida haciendo el bien a los ingratos e indignos. Para Él, servir a los que amaba no estaba cumplido y completo hasta que realmente murió por ellos.
Este es el ejemplo supremo de la gloria de la muerte de la cruz de Cristo. Nada más que la entrega de su vida podía expresar la plenitud de su amor. Amaba a los hombres. Sirvió, luego murió por ellos. Esta es la corona de su gloria.
-Billheimer –
Algunas personas tienen hambre de un amigo,
Un amigo que haga que la vida valga la pena;
Y otros corazones tienen hambre
Por tan sólo una sonrisa agradable.
Palabras y buenas acciones tienen un poder maravilloso
Para salvar un alma del pecado;
Para alejar las nubes amenazantes
Y dejar que el sol brille
La gente tiene hambre todo el tiempo
Están hambrientos de amor,
Como el que el Maestro trajo a la tierra
Desde el inicio, arriba.
Sigamos sus pasos
Haciendo actos de amor;
Por simpatía y amabilidad
Que es lo que este viejo mundo necesita más.
-Raymond A. Harlan-