«Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús…» (II Corintios 2:14)
Cuando usted está satisfecho con cualquier comida, cualquier vestido, cualquier clima, cualquier sociedad, cualquier soledad y la interrupción por la Voluntad de Dios: Eso es victoria. Cuando puede soportar pacientemente cualquier desorden, cualquier irregularidad, cualquier falta de puntualidad, o cualquier molestia, eso es victoria. Cuando su bien es blasfemado, cuando se le cruzan a sus deseos, sus gustos son ofendidos, y su consejo no fue tenido en cuenta, sus opiniones son ridiculizadas, y se lo toma todo con paciente y amante silencio: eso es victoria. Cuando usted no se preocupa en referirse a sí mismo en una conversación o en registrar sus propias obras, o de buscar elogios, cuando realmente puede amar al ser desconocido: eso es victoria. Cuando haya sido olvidado o descuidado, o intencionalmente fue menospreciado y sonríe por dentro, gloriándose en la agresión o en haber sido pasado por alto, ya que es contado como digno de sufrir con Cristo: eso es victoria. Cuando usted puede estar cara a cara con el malgasto, la locura, la extravagancia, la insensibilidad espiritual, y lo soporta como Jesús lo soportó, eso es victoria. Cuando el enemigo presiona duramente y el mundo clama por todos los lados; amigos y enemigos abandonan y difaman, y usted se esconde detrás de la Sangre, dulcemente descansando y regocijándose: eso es victoria. Cuando la muerte y la vida son lo mismo para usted a través de Cristo, y para hacer su perfecta voluntad usted no se deleita más en uno que en el otro: eso es victoria. Por medio de Él, puede llegar a ser capaz de decir: «será magnificado Cristo en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte». Cuando, como Pablo, puede echar todo su sufrimiento en Jesús, convirtiéndolo así en un medio para conocer su gracia vencedora, y puede decir de corazón rendido: “de buena gana, por lo tanto, me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por amor a Cristo»: eso es victoria. La victoria se centra totalmente en el Señor Jesucristo mismo. Usted puede llegar a pensar demasiado en sus debilidades y demasiado en la fuerza de su enemigo. Usted debe dejar de mirar a Satanás. Usted debe estar absolutamente ocupado con el Señor Jesús, con Su poder protector, con la certeza de su victoria y su participación en ella.
Tratado «Victory» Faith Publishing House.
«En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. » (Romanos 8:37)
¡Victoria! ¡Victoria!
Victoria comprada por Preciosa Sangre.
¡Victoria! ¡Victoria!
A lo largo de la línea.
Vive Jehová,
Divina fuerza Él da,
A aquellos que confían en Él,
Victoria todo el tiempo.
-Desconocido-