«Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia.» (Salmos 103:8)
«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.» (Efesios 4:32)
No hay forma de salvajismo tan manifiesta como la ira. No hay nada más fuera de lugar, ni que logre menos bien, ni que haga a la gente más infeliz que la maldición del mal genio. Nada nunca se consiguió por ello, excepto arruinar las flores del corazón humano, y envenenar sus manantiales. Es la expresión brutal del egoísmo supremo. Ningún caballero jamás se rebajaría a la vulgaridad de la ira. Es un ataque innecesario de locura temporal que está dañando, no sólo a las facultades mentales, sino a lo físico también.
Químicos de la cultura física han demostrado en sus laboratorios que hay un veneno secretado en el cuerpo cuando uno está enojado que es muy perjudicial. Se interrumpe la digestión, desorganiza todo el tracto digestivo, trastorna los nervios, destrona la mente, e irrita todo el cuerpo. Es absolutamente un acortador de vida.
La ira no sólo debe considerarse grosera y vulgar, sino que también es una amenaza para todas las facultades físicas. Es tan dulce ser amable y tierno. Es tan constructivo callarse. Vale tanto la pena ser considerado con los demás, la vida de uno no se puede preparar para el servicio de manera más fina que la de un perfecto dominio del espíritu humano.
Estoy decidido ser tranquilo, incluso bajo el fuego. Si fuere acusado falsamente, permaneceré en silencio por la reivindicación del Padre. Si se me imponen, mi alma permanecerá en paz, sabiendo que mi padre se encargará completamente de todos mis intereses. En él voy a vivir la vida de tranquilidad y delicadeza. Por medio de Él conoceré la riqueza de la ternura y la dulzura de la bondad.
-Quests and Conquests (Misiones y Conquistas)-
Ninguna forma de vicio, ni mundanalidad, ni la codicia por oro, ni la borrachera misma descristianiza la sociedad que el mal genio. Para amargar la vida, para que las comunidades se rompan, para la destrucción de las relaciones más sagradas, para devastar los hogares, para fulminar hombres y mujeres, para quitar la floración de la infancia; en fin, para lisa y llanamente producir miseria con pura gratuidad, esta influencia sobresale por sí sola.
-Henry Drummond-
No te enojes si no puedes hacer a los demás como tú deseas que sean, ya que no puedes hacerte tú mismo como deseas ser.
-Thomas à Kempis-