«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…» (1 Pedro 5:8)
La Escritura declara que la espada del Espíritu es la Palabra de Dios. Es nuestra arma invencible contra Satanás y todos sus agentes malignos. La Palabra de Dios es el arma que nuestro Salvador utilizó cuando Satanás lo tentó en el desierto. Jesús dijo a Satanás: «Escrito está», y cuando fue confrontado con la Palabra de Dios hablada en fe por el Hijo de Dios, Satanás le dejó. Si vamos a ser tan victoriosos como lo fue Él al usar la Palabra de Dios: «escrito está»; hay que tener más que un concepto inteligente de la Palabra de Dios. La nuestra debe ser una experiencia viva de su poder.
Una razón por la que Satanás ha tratado de destruir, totalmente, de sobre la faz de la tierra, la fe en la Biblia como la Palabra de Dios, es porque sabe que es el arma que Dios señaló para su destrucción. Satanás es un enemigo derrotado. Su derrota puede actualizarse en nuestra vida si nos albergamos, y a nuestros seres queridos y todo lo que tenemos, bajo la Sangre de Jesús, y resistimos a Satanás donde quiera que lo encontremos trabajando, con: «Escrito está».
-W.C. Moore-
Los hombres no creen en un diablo ahora,
Como sus padres solían creer;
Han forzado la puerta del credo más amplio,
Para que su majestad pase.
No hay una huella de pata hendida,
Ni un dardo de fuego de su arco
Que se pueda encontrar en la tierra o el aire hoy en día,
Porque el mundo ha votado así.
Pero ¿quién está mezclando la sequía fatal
Que paraliza el corazón y el cerebro,
Y carga el ataúd de cada año que pasa
Con un millón de muertes?
¿Quién marchita la flor de la tierra hoy
Con el aliento de fuego del infierno?
Si no es el diablo, ni nunca lo fue,
¿No se levantará alguien a decirnos quién?
-Vernon Charlesworth-