¿Hay una iglesia en esta casa? ¿Están los padres, los hijos, los amigos, los siervos, todos los miembros de ella? ¿O algunos no se han convertido todavía? Hagamos una pausa acá y reflexionemos sobre esta pregunta. ¿Soy un miembro de la iglesia en esta casa? ¡Cómo saltaría de gozo el corazón de mi padre y como se llenarían de lágrimas santas los ojos de mi madre si todos los hijos, de menor al mayor fueran salvos! Oremos por esta gran misericordia hasta que el Señor nos la conceda. Probablemente, fue el más profundo deseo de Filemón que toda su familia fuera salva, pero no le fue concedido por completo al principio. Tenía un siervo malvado, Onésimo, quien lo había perjudicado y se había escapado. Las oraciones de su amo lo siguieron y finalmente, a la manera de Dios, Onésimo fue guiado a escuchar la predica de Pablo, su corazón fue tocado y regreso con Filemón, no solo añadió otro miembro a la iglesia de la casa de Filemón. ¿Hay siervo sin convertir o un hijo ausente esta mañana? Haz una petición especial para que ellos puedan, al regresar a la casa, alegrar todos los corazones con las buenas nuevas de lo que la gracia ha hecho. ¿Hay alguien presente? Permítele tomar parte en la misma suplica ferviente.
Si hubiese una iglesia semejante en nuestro hogar, pongámosla en orden, y que todos se comporten como si estuvieran bajo la mirada de Dios. Participemos de los asuntos comunes de la vida con una estudiada santidad, diligencia, amabilidad e integridad. Se espera más de una iglesia que de una casa común. La adoración familiar, en este caso, debe ser más devota y efusiva, el amor en lo interior debe ser más cálido e inquebrantable, y la conducta externa debe ser más santificada y a semejanza de Cristo. No debemos preocuparnos de que la pequeñez de nuestra cantidad nos deje afuera de la lista de iglesias, pues el Espíritu Santo a inscripto a esta iglesia familiar en el inspirado libro de memorias.
Como iglesia, acerquémonos a la cabeza de la única iglesia universal y supliquémosle que nos de gracia para brillar delante de los hombres, para la gloria de su nombre.